LA ENCUADERNACIĆN CON CARTULINAS, CARTONCILLOS Y CARTONES USADOS.
- Eleonora Santino
- 15 may 2021
- 6 Min. de lectura
Cartulinas, cartoncillos y cartones son tres materiales hechos con pasta de papel, que se distingue de éste sólo por el gramaje. Vamos, por tanto, a clarificar primero los conceptos de gramaje y grosor, que se suelen confundir. El gramaje es la forma que tenemos de medir el peso del metro cuadrado de un papel. Se mide en g/m2, aunque muchas veces sólo vemos puesto g (por simplificar, aunque estÔ mal). Un papel de 90 g/m2 quiere decir que un metro cuadrado del papel pesa 90 gramos.
El grosor, en cambio, es la distancia entre las dos caras del material. Se mide con un micrómetro (o medidor de espesores), y nos da una distancia en milĆmetros. Por tanto, con un micrómetro nunca sabremos el gramaje de un material celulósico, ya que un papel con poco gramaje puede tener mĆ”s espesor que otro con mĆ”s gramaje. Si queremos calcular el gramaje, tendrĆamos que pesar un trozo. Por Ćŗltimo, tenemos la "mano", que es el volumen del papel, donde el volumen es igual al grosor dividido por el gramaje (y que se mide por cm3/g). Un papel con mĆ”s "mano", significarĆ” lo mismo que decir que tiene mĆ”s volumen.
Midiendo el grosor, con un micrómetro, de un cuadernillo Tampoco tendremos que complicarnos mucho la vida pesando los papeles, ya que, cuando los compramos, suele venir especificado. Lo que ocurre es que la cartulina y algunos cartoncillos vendrÔn especificados por su gramaje, mientras que algunos cartoncillos y todos los cartones los veremos citados por su grosor. Es sencillo de entender: Es complicado medir el grosor de las distintas cartulinas, pero a partir de unos 0,1 mm ya va siendo, cada vez, mÔs viable, por lo que podremos medir de esta forma los grosores superiores a 0,1 mm (cartoncillos y cartones).
Las diferencias entre unos gramajes y otros que vas a ver (entre qué se puede considerar cartulina, cartoncillo o cartón) son puramente orientativos. No existe una normativa fija que diga cuÔndo un papel pasa a cartulina, una cartulina a cartoncillo, o un cartoncillo a cartón. Pero es bueno que entiendas que dichas denominaciones se estÔn refiriendo a gramajes cada vez mayores y, cuanto mÔs gramaje, peor se pliegan y mÔs resistentes son, asà que tendrÔn diferentes funciones dentro de la encuadernación.
AdemĆ”s, tambiĆ©n debes tener en cuenta que, si al papel, cartulina o lo que sea, le aƱades algĆŗn tipo de cubriente, esto va a aumentar su gramaje y grosor. AsĆ, si pintamos un papel al engrudo, puede llegar a un gramaje cercano a la cartulina, como de 120-30g si usamos un papel inicial de 90 g. Lo mismo si laminas o si barnizas el material. Esto hay que tenerlo en cuenta ya que, si comenzamos desde un gramaje mĆ”s alto de papel (como 100 o 120g), nos puede quedar una cartulina demasiada gruesa para cubrir unos cartones, por ejemplo. En realidad, cualquier tipo de papel puede llegar a convertirse en cartulina, y hasta en cartón. Sólo es cuestión de pegar varias capas para ir aumentando el gramaje hasta llegar al que queramos. Esto nos permite lograr una cartulina o cartón de un color o de varios, solamente cambiando el color de las capas del material con el que lo estemos haciendo.
LA CARTULINA
Es el material que, respecto a su gramaje, va despuĆ©s del papel. Se puede tomar como cartulina los que tengan entre 150 hasta unos 300 g (que algunos ya toman como cartoncillos, pero otros siguen hablando de cartulinas con 360g). 250 g es un gramaje normal para tapas de libros (de tapas flexibles, no se suele usar como "material cubriente", pegado encima del cartón). Es preferible no usar las cartulinas con papel de guardas porque su aumento de gramaje les hace perder flexibilidad (respecto al papel). Se suelen usar cuando necesitamos cuadernillos con hojas resistentes, como en los Ć”lbumes de fotos. La mayorĆa de las veces usaremos cartulinas blancas (interesando que se puedan imprimir) y negra. En las blancas nos deberemos fijar en su gramaje si la vamos a imprimir en casa. Una impresora normal no suele aceptar cartulinas de un gramaje superior a 250 g.
La mĆa, por ejemplo, ya la comprĆ© pensando en esto, y acepta hasta 300g. Para gramajes superiores habrĆa que tratar con imprentas o elegir otras formas de decorarlas (por ejemplo, la serigrafĆa, los sellos, impresión analógica...).
Cuando elegimos cartulinas de otros colores (yo tengo preferencia por ciertas marcas, por sus colores vibrantes), deberemos fijarnos en que la pasta de papel sea de dicho color, y no se trate de una capa de pintura. Si cortamos una cartulina pintada superficialmente, el canto quedarƔ de color blanco, lo cual estropearƔ nuestro trabajo (piensa, por ejemplo, si estƔs usando esa cartulina para hacer escartivanas decorativas, donde lo que se ve es el canto de la cartulina).
Nos fijaremos también en que tenga un PH neutro, que no estropee el libro al ser demasiado Ôcido. Las cartulinas manufacturadas suelen tener información de este tipo. MÔs problemas nos darÔn cartulinas hechas a mano por lo que, si nuestro libro es de calidad, deberemos hacer nosotros mismos esta comprobación.
AdemƔs de las cartulinas de colores, sin satinar, mƔs comunes, tambiƩn tenemos:
Kraft: Cartulina kraft, usada como hoja para un Ć”lbum de fotos Se le suele llamar "papel kraft", aunque tenga gramaje de cartulina, y es el papel de celulosa al sulfato de conĆferas. Su color mĆ”s comĆŗn es el marrón (existe blanca, que tiene blanqueado su color natural), y es una cartulina de mucha resistencia. El de 180 g puede usarse para hacer pliegos, y el de 300 g se utiliza en tarjeterĆa o para pliegos sobre los que pegar cosas. Tiene mucho uso en los Ć”lbumes de fotos que se hacen en scrapbooking.
Satinada: La solemos encontrar en edición, como tapas de libros encuadernados a la rústica.
Gofrada: La cartulina tiene relieve. Para hacer tapas flexibles decorativas.
EL CARTONCILLO
EstĆ” formado por varias capas de papel. Su gramaje podrĆa empezar con 250 g/m2 (aunque hay cartulinas clasificadas asĆ con 300 g), y los he encontrado citados asĆ hasta los 475 g. En grosor, un cartoncillo fino puede tener unos 0,3 mm. El interior del cartoncillo suele estar formado por papeles de poca calidad, a veces reciclados, mientras que por fuera tiene uno de mayor calidad, en ocasiones estucado.
EL CARTĆN
Si el papel es muy importante en encuadernación porque con él hacemos los cuadernillos o decoramos, el cartón no le va a a zaga, ya que con él formamos el interior de las tapas (luego poniendo el material cubriente encima). Al cartón, sin embargo, no se le da la misma importancia que al papel, quizÔ por no quedar a la vista; otro de los grandes errores del encuadernador con unos conocimientos muy bÔsicos de su trabajo.
Se suele decir que el cartón se comenzó a usar tras dejar atrĆ”s las pesadas tapas de madera. Otra falsa creencia: ya existĆan encuadernaciones de papelón (como se llaman las encuadernaciones que tienen tapas hechas con capas de papiro) desde las primeras encuadernaciones coptas.
Esas encuadernaciones tenĆan un material cubriente compuesto por una piel muy fina, que no "tiraba" del cartón, casi como se hace hoy en dĆa. Este "papelón" se realizaba pegando unas capas sobre otras de hojas de papiro, muchas de ellas reutilizadas de antiguos manuscritos que se creĆan inservibles.
Cosas de la vida, pasados los siglos, estos manuscritos reutilizados cobraron mÔs importancia que el "papelón" para la historia, y los investigadores y supuestos conservadores, destrozaron estas tapas para "restaurar" los pergaminos que los formaban. Asà se destruyó, a principios del siglo XX, en el renombrado taller del Vaticano, la tapa de la encuadernación mÔs antigua que se conservaba en España.
La alegrĆa de unos (los investigadores de los antiguos papiros) se llevaba por delante el conocimiento de los estudiosos de la historia de la encuadernación. Pero Ć©ste no es el lugar para hablar de la triste no-historia de este tipo de encuadernaciones.
Con el uso habitual del papel (mucho menos pesado que el pergamino) y la llegada de la imprenta (que aumentó el nĆŗmero de libros y disminuyó el tiempo necesario para hacerlos y su precio), el cartón volvió a cobrar importancia como material central de las tapas (junto a las encuadernaciones de tapa flexible hechas con pergamino, lo que vendrĆa a equivaler el grosor de las cartulinas o cartoncillos de hoy en dĆa).
A este cartón, de dentro de las tapas, que se solĆa realizar con capas de menor gramaje, se solĆa conocer como "papelón ("pastedown")", y "encuadernaciones de papelón" a las que se formaban con Ć©l.
En encuadernación solemos tener disponibles los siguientes cartones: Cartón gris contracolado, Cartón gris doble capa, Cartón compacto, Cartón de conservación, Cartón almohadillado, Cartón corrugado, ondulado, Cartón sencillo, y mÔs.